Paula Villaurrutia propuso espectáculo capaz de ver la danza folclórica y tradicional desde el presente

*** Bajo el título de Flores blancas (cuando llorar no se puede), este montaje se presentó en el Teatro Raúl Flores Canelo del Cenart
*** Las únicas funciones fueron el viernes 6, sábado 7 y domingo 8 de septiembre

Mirar las raíces de la danza mexicana desde el presente, es lo que busca Paula Villaurrutia en sus coreografías. Para la bailarina, este proceso implica “desfolclorizar” la danza para pensarla en términos escénicos actuales.

Lo que el público encontró en Flores blancas (cuando llorar no se puede), montaje que se presentó dentro de la temporada Del cuerpo al alma, “es una obra en formato unipersonal que nace desde la danza tradicional con una mirada y tratamiento contemporáneo”, explica la creadora.

Basada en los textos La Tiricia de Rubén Luengas y Trenzaré mi tristeza de Paola Klug, así como en diferentes géneros tradicionales de México como la chilena y los sones jarocho, huasteco y arribeño, el espectáculo cuenta la historia de una mujer que lucha por entender y escapar de los males que la aquejan física, espiritual y mentalmente.

Con estos ejes, Paula Villaurrutia finca su trabajo en la búsqueda de una voz personal. Su creación nace de una necesidad de exploración y construcción de un lenguaje dancístico que toma como base a la danza folklórica mexicana. De esta manera, y en colaboración con un equipo creativo, genera obras coreográficas a partir de un trabajo de investigación, experimentación, creación e innovación, mostrando con ello la diversidad cultural de las danzas tradicionales, así como su apreciación contemporánea.

Nutrida tanto de la danza folclórica escénica, como de la tradicional que se ejecuta en las comunidades y en las fiestas, se preguntó qué podía hacer con esas dos vetas que la formaron, pues su intención era hablar de temas humanos y construir una poética propia.

“Se concibe al folclor como siempre alegre, festivo, sin embargo en la tradición, dentro de ese sentido comunitario, hay géneros y sones que abordan distintas emociones del ser humano” señala Villaurrutia.

La coreógrafa agrega: “La tiricia es un padecimiento que entre las culturas populares se conoce como la enfermedad del alma, y tiene muchas formas de reconocerse y curarse. Para hablar de esto elegí cuatro géneros: el son jarocho, el son huasteco, la chilena y el son arribeño de temas que me gustan, como La lloroncita, El llorar y La Santanera, donde se dice la frase que motivó el título de la obra: también de dolor se canta, cuando llorar no se puede”.

Paula eligió estos temas, pero buscó que la música fuera original, tanto en letra como en arreglos, y le pidió a Ulises Martínez (músico purépecha, director musical de agrupaciones como Chéjere y Tembembe) y Ada Coronel, reconocida cantante de género tradicional, que colaboraran dando un sello particular a la obra. A estos artistas, se suma el aporte de Enrique Valencia en la dirección de escena, Hugo Heredia en la iluminación, Patricia Aspiros en la escenografía, así como Frino y Diana Ríos en la composición de las letras.

Paula Villaurrutia es bailarina, docente, coreógrafa e investigadora, egresada de la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello del INBA. Cuenta con especialidad en Políticas y Gestión Cultural por la UNAM, realizó una maestría en Investigación de la Danza del CENIDI Danza “José Limón” del INBA.

Se ha presentado en diferentes escenarios y festivales con el proyecto de investigación y creación coreográfica Paula Villaurrutia Danza/ La danza tradicional en un lenguaje contemporáneo.  Fue becaria del FONCA dentro del programa Jóvenes Creadores (2010-2011) y el Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales (2011-2012)