Editan por primera vez en CD las interpretaciones de Angélica Morales von Sauer, al cumplirse su vigésimo aniversario luctuoso.

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  • El Cenart presenta un álbum conmemorativo con algunas de las grabaciones que se encontraban en cintas de carrete abierto
  • Lázaro Azar y Fernando García Torres seleccionaron el repertorio de este material, conformado por cuatro discos, que será presentado el 22 de noviembre en el Auditorio Blas Galindo del Cenart

Las excepcionales grabaciones de la pianista mexicana Angélica Morales von Sauer que hasta ahora sólo se encontraban en cintas de carrete abierto, custodiadas en la Biblioteca de las Artes y sin acceso público, fueron recogidas en el álbum Angélica Morales: Vislumbrando Su Gloria Sonora, el cual está conformado por cuatro discos compactos que será presentado el martes 22 de noviembre, a las 19:30 horas, en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart).

En el contexto del vigésimo aniversario luctuoso de Angélica Morales von Sauer, una de las figuras más notables del pianismo mexicano de todos los tiempos, la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal, a través del Centro Nacional de las Artes, lanza este álbum que representa una oportunidad única para acercar a los jóvenes estudiantes a ejemplares demostraciones musicales de gran fortaleza, expresividad y sutileza.

Ricardo Calderón Figueroa, director general del Cenart, señala que con este álbum el público en general tendrá el privilegio de disfrutar del brillante virtuosismo con el que Angélica Morales ejecuta obras de creadores universales como Bach, Liszt, Beethoven, Schumann y Chopin, dando testimonio de un nivel técnico quizás nunca igualado por ningún otro pianista mexicano.

“Apreciamos especialmente la colaboración de Lázaro Azar y Fernando García Torres para la selección del repertorio y de la Fonoteca Nacional para la ejecución de los trabajos preparatorios de estos materiales que forman parte de la Colección Angélica Morales del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (Cenidim), dependiente del INBA, bajo resguardo de la Biblioteca de las Artes del Cenart.

“Esperamos que la recopilación aquí reunida, además de difundir ampliamente el incuestionable talento de Angélica Morales von Sauer, permita contagiar, a quienes hoy la escuchan, del mismo gozo y fascinación que esta colosal figura de la música logró despertar entre el público por el que, con justa razón, fue reconocida y admirada mundialmente”, dijo Calderón Figueroa.

El pianista y crítico musical Lázaro Azar, curador de la edición, asegura que de no ser por el certamen pianístico creado en 1995 por el INBA con su nombre, es muy factible que la gigantesca figura de Angélica Morales estaría práctica e injustamente olvidada en México.

“Ella misma vivió la amarga desazón de no saberse reconocida en su patria, a pesar de que fue gracias a una beca que le otorgó José Vasconcelos que logró trasladarse a Europa a los once años para hacerse de una formación admirable a la que contribuyeron los más grandes maestros de la época”, indica Azar.

Aunque varias fuentes consignan su nacimiento en Aguascalientes, estado del cual era originaria su familia materna, Angélica Morales nació el 22 de enero de 1911 en Gurabo, Puerto Rico, donde había viajado su madre, Dolores Martínez Velázquez, tras casarse con Ángel Celestino Morales, violinista oriundo de dicha isla.

Cuando Angélica tenía apenas diez meses de edad, su padre murió y su familia regresó a México. Su madre la inició en el piano y después tomó clases con el maestro Miguel Cortázar, quien la preparó para dar su primer recital, el 26 de enero de 1921, pocos días después de que cumpliera diez años, en el Anfiteatro –hoy llamado Simón Bolívar– de la Preparatoria ubicada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Tras la buena impresión que causó, obtuvo una beca para estudiar en Berlín, donde bajo la tutela de Egon Petri (1881-1962), en la Hochschule für Musik, fincaría los cimientos de su inmenso repertorio. Tras foguearse a los doce años tocando el Concierto en la mayor K. 488 de Mozart con la Filarmónica de Dresde, Angélica debutó como solista de la Filarmónica de Berlín el 14 de noviembre de 1924 tocando, además de dicho concierto, la Fantasía húngara de Liszt y el Concierto en mi menor de quien sería una figura fundamental en su vida: Emil von Sauer.

En 1972, Angélica Morales recibió en Washington la Cruz de Honor para las Ciencias y Artes que le otorgó el gobierno austriaco y un lustro después, los dos magnos recitales que tocó en la Sala Nezahualcóyotl con motivo del sesquicentenario luctuoso de Beethoven le merecieron el primer reconocimiento que se le brindara en México: el Diploma de la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música.

En 1992, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes que presidía el licenciado Rafael Tovar y de Teresa le concedió una beca; y en 1995, a instancia del doctor Fernando García Torres, Angélica Morales volvió a México como invitada de honor para presenciar la primera emisión del Concurso Nacional de Piano que lleva su nombre. Falleció en Stillwater el 17 de abril de 1996.

El primero de los discos del álbum Angélica Morales: Vislumbrando Su Gloria Sonora reúne a un par de compositores que le fueron fundamentales: Bach y Liszt. Del primero, su sobria y elogiada versión de las Variaciones Goldberg, antecedidas, como acostumbraba, por la romántica transcripción de los Minuetos extraídos del Cuaderno de Wilhelm Friedemann Bach que elaborara Egon Petri, su primer gran maestro. El Vals Mefisto y la Rapsodia Española dan fe del virtuosismo con que enloquecía al público que le oía tocar a Liszt, su “abuelo” musical.

Las tres partituras incluidas en el segundo disco corroboran su afinidad emocional y apego estilístico hacia Beethoven: las Variaciones sobre un tema de la Eroica, que tanto disfrutaba tocar, y las sonatas Les Adieux y Hammerklavier, su célebre y afamado “caballito de batalla”. La versatilidad y amplitud de miras de Angélica Morales se hacen patentes en el recital con obras de los siglos XIX y XX que conforman el material del tercer disco. A su capacidad para estructurar obras de gran formato se suma la imaginación, el colorido y la joie de vivre con que revestía las miniaturas aquí ofrecidas como encores, destacando la Cajita de música de Emil von Sauer, su maestro y esposo.

Finalmente, dos obras de Schumann que figuraban constantemente en sus programas, la Toccata con que solía “calentar” dedos y el Carnaval, que interpreta incorporando las variantes propuestas por Sauer en su edición publicada por el sello Peters, con detalles que hoy resultarían inadmisibles para los pianistas más respetuosos del urtext –como las octavas añadidas a la melodía del inciso dedicado a Chopin–, preludian la histórica versión del Segundo concierto de Brahms del 16 de mayo de 1954, fecha en que el legendario Clemens Krauss realizó su última actuación.

Salvo el Concierto núm. 2 de Brahms, cuya fuente sonora original se encuentra en la Fonoteca Nacional, todo el material incluido en esta antología fue legado por la maestra Angélica Morales von Sauer al INBA y permanece bajo resguardo en el Fondo Reservado de la Biblioteca de las Artes del Cenart. En su mayoría, se trata de cintas caseras que elaboraba para escucharse antes de tocar las obras en público; unas pocas más provienen de programas radiofónicos no identificados. Dado el interés histórico que suscita, se ha optado por reconstruir la Sonata de Chopin con base en dos diferentes fuentes: los movimientos I, II y IV provienen de una de sus cintas caseras en la cual omitió repasar el tercero, que aquí ha sido insertado de otra fuente con menor calidad de audio pero que nos brinda la invaluable oportunidad de escuchar cuál era el concepto completo que la maestra Morales von Sauer tenía de tan magna obra.